
Eduardo Arroyo evoca a Walter Benjamin mediante un doble retrato del filósofo sobre el paisaje de Portbou en un día de tramontana, enmarcado por 48 moscas: 22 pintadas en el lienzo y 26 en el marco. En uno de los retratos lleva gafas intactas y en el otro rotas, simbolizando quizá su paso de la vida a la muerte.
Walter Benjamin se suicidó al llegar a Cataluña en 1940, no por lo que encontró allí, sino porque, exhausto de huir de los nazis y ante la posible expulsión a la Francia de Vichy, prefirió no arriesgarse a caer en manos de la Gestapo.
«En el ocaso de este siglo, el más rico en contradicciones e inventos, he decidido convertirme en un pintor de Historia, o, si se prefiere, de historias en plural«, escribía Eduardo Arroyo en 1999.
