En Teorema (1968) de Pier Paolo Pasolini, un huésped silencioso y misterioso irrumpe en la casa de una familia típica burguesa y desencadena un desconcertante proceso de disolución de la vida de sus cinco miembros.
Bajo la apariencia de una belleza irresistible, el enigmático huésped se involucra (sexualmente) con cada uno de los integrantes de la casa. Estos encuentros se manifiestan como revelación del poder transformador del deseo: otorga seguridad al hijo Pietro, despierta el deseo en la hija Odetta, libera a la madre Lucía de su represión, consuela al padre Paolo en su enfermedad. También salva a Emilia, la criada devota y cristiana, interpretada por la actriz Laura Betti, que regresa a la aldea rural donde nació y es vista haciendo milagros. Ya nada será lo mismo, el orden burgués establecido es subvertido desde dentro.
Un día el huésped deja la casa, tan repentina y misteriosamente como llegó. En el subsiguiente vacío que provoca la ausencia del forastero, cada miembro de la familia se ve obligado a enfrentarse a la fragmentación y a lo desconocido, abriendo la posibilidad de dar nueva forma a la vida.
Muestro aquí la hermosa secuencia en la que Emilia, finalmente, se inmola bajo el barro mientras derrama lágrimas extáticas de regeneración hasta formar un pequeño charco.
TALLER DE CARTAS DE AMOR 