TWO BEDROOMS IN SAN FRANCISCO. David Reed

Two Bedrooms in San Francisco, Judy’s Room, 1994

En su obra Two Bedrooms in San Francisco, David Reed tomó fragmentos de la película Vértigo (1958) de Alfred Hitchcock y los transformó añadiendo imágenes de sus propias pinturas dentro de las habitaciones de los protagonistas, Judy y Scottie. Pero no se quedó ahí, sino que también recreó las camas de la película a tamaño real.

En la pared, sobre cada cama, colgó las mismas pinturas que aparecían en el video, proyectado sin interrupción en un monitor junto a ellas. Todo el montaje invita al espectador a mirar la pintura desde otro lugar: no solo como una obra expuesta en una galería, sino como algo que podría integrarse en la vida cotidiana, algo con lo que convivir de forma íntima.

En una ocasión, el artista y marchante Nicholas Wilder contó a David Reed que muchos propietarios de obras del pintor estadounidense John McLaughlin terminaban llevándolas a su dormitorio, como si los cuadros los invitaran a algo más íntimo. Para Reed, aquella anécdota fue una revelación: siempre había soñado con ser un “pintor de dormitorio”, capaz de despertar en el espectador una conexión casi erótica con su obra.

Por un lado, la pintura se convierte en una parte normal y real de nuestra vida, y por otro, en una puesta en escena completamente artificial e ilusoria.

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