
En la serie Sleeping Songs (2017–2019) Annette Messager utiliza edredones, sacos de dormir y chaquetas de plumas y los convierte en material maleable que dobla, cuelga y acomoda para crear formas que evocan el sueño, la intimidad, el amor, la sexualidad o la soledad. Muchas de las piezas sugieren formas del cuerpo, especialmente aberturas y pliegues que recuerdan el cuerpo femenino.



En cada pieza aparecen manos negras en material acrílico que salen de los textiles, como si las esculturas cobraran vida por un momento. Esto añade un toque inquietante, entre lo vivaz y lo fantasmagórico. Aunque algunas imágenes parecen juguetonas o alegres, las obras siempre mantienen una mezcla ambigua de emociones, oscilando entre lo lúdico y lo sombrío, entre la vida y la muerte.
Messager se inspiró en sus visitas a Calais, donde vio de cerca las durísimas condiciones del campamento de migrantes. Sobre un trasfondo político, Sleeping Songs es un homenaje a las personas más vulnerables y desplazadas y un recordatorio incómodo de las injusticias que siguen existiendo.